miércoles, 25 de marzo de 2009

Por una camelia

La Traviata, de Giuseppe Verdi

Qué placer haber visto y escuchado esta ópera sublime! Nos cuenta una historia de amor entre Violeta, hermosa mujer entregada a los placeres de día y de noche, y Alfredo, un hombre sólido, que no titubea en declararle su amor frente a la mirada de los demás.

Ellos son, en pluma de Alexandre Dumas (h) los dos personajes principales de "La Dama de las Camelias", pero bien podrían ser una pareja cualquiera de hoy o de mañana. De todos los tiempos.

Violeta deleita con su canto, mientras transmite su pasión lujuriosa e incansable de hacer de la vida un mundo de goce. Baila, canta, corteja y es cortejada por hombres. Alfredo, en cambio, es un hombre centrado, que sabe lo que quiere, y lo dice en voz alta sin que su voz de tenor tiemble. Le ofrece su amor y se preocupa por su débil estado de salud.

Violeta, la extraviada. Alfredo, el que sabe lo que quiere.

La declaración de amor es firme, bien pronunciada por quien sabe cual es su dirección en la vida. Ella lo rechaza. Le dice que no. Lo quiere disuadir de su propuesta invitándolo a que busque a cualquier otra joven por ahí. Prefiere gozar y de eso está segura. Alfredo, determinado, insiste hasta el punto de generar algo en ella. Qué es si no la génesis del deseo esa escena principal, en la que ella a la vez que lo rechaza le entrega una camelia? Pero, para qué? le pregunta él deshauciado, a punto de perder la batalla. A lo que ella responde, para que se la devuelva cuando se haya marchitado. Alfredo ha logrado despertar en ella el amor y ella le ha tendido su trampa femenina. Volverá?

Claro está que Violeta se enamora muy profundamente de este caballero y tienen juntos sus días muy felices. Por supuesto, hay un conflicto que los va a separar. Ella será obligada a retirarse de su vida por tener un oscuro pasado de cortesana y él creerá tontamente que ella ha vuelto a la vida licenciosa de los jolgorios de antaño. Ella, lo amará en silencio y él la odiará publicamente. Ella nunca va a decir la verdad: que es su padre quien los separa. Alfredo, herido en su orgullo narcisista, no soporta su partida, sin atreverse siquiera a preguntar los motivos de su huida.

Violeta, enamorada y decidida, guarda su secreto tan férreamente como se ase a los últimos días de vida. Morirá de tristeza, morirá de amor y de pena. Alfredo, extraviado, volverá por su amada, cuando ella, ya tendida en su lecho de muerte, no tenga más fuerza que los últimos estertores de aliento para decirle lo mucho que lo amó y perecer tristemente en la soledad de su certeza.

La camelia es el testimonio de esa inversión por la cual ella muere, segura de su amor, y él, tontamente permite que los últimos días de vida de su amada se desvanezcan hacia la eternidad.

Así, una historia más entre un hombre y una mujer pero cantada sobre los compases únicos de Don Giuseppe, crispan este alma sensible hasta la más sentida de las emociones. Y si no, escuchen: http://profile.myspace.com/index.cfm?fuseaction=user.viewProfile&friendID=402889248

A quell’amor ch’è palpito
Dell’universo intero,
Misterioso, altero
Croce e delizia al cor.


Aaaaaahhhhhhh!!!

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sábado, 21 de marzo de 2009

Mi amigo el ñandú

Sueño:
Con mi chico decidimos salir de vacaciones. Me pasa a buscar en su deportivo modelito ochentoso que hoy luce lustrado y con aroma a pera y mango. Saluda pronunciando mi nombre en su versión corta. Ingreso al auto, saludo a su niño y al primito (?). Me presento ante ellos con voz de maestra jardinera y actitud de amar a todos los bajitos del universo. Mi chico sube al auto y partimos felizmente a pasar unos días en algún lugar. Bajo la ventanilla a mano, el viento sacude mis rulos con gracia, me sonrío, disfrutando plenamente el momento. Y veo pasar, tal como se ven las vacas en la ruta 2, un ñandú con cabeza de ovejero alemán en el tamaño de una gigantografía.

Despierto angustiada.

Hasta ahí el sueño. Haré un sucinto y no profundo trabajo de asociación libre. Y no tocaré todos los elementos. Y peor aún, no me meteré con el significante. Tiembla mi lacanismo.

La efímera y poco creíble sensación de felicidad que acompaña el primer tramo del sueño no podía perdurar así tratándose de quien escribe. Si terminaba ahí, era un sueño-estafa. No digo que celebro la angustia absoluta que sobrevino tras la aparición de mi versión del minotauro, pero sí afirmo que le dio la contundencia real que la vida merece. Abrir bien los ojos y llamar las cosas por su nombre. (Más si sabemos, aunque no siempre sea evidente, que tras la angustia siempre está el deseo...pero por estos lares se me rebusca la idea)

El ñandú colosal, con cabeza de ovejero alemán me alerta en el sueño mismo que todo eso es lisa y llanamente imposible. "Mi chico" es un cínico que no hace más que adorar su ego y no es mi, es su!...Vacaciones? si no hemos ido más que a algunos bares palermogólicos, único ambiente apto para los despliegues de un ególatra y los oídos de una ilusa...Mi nombre en su boca? Cuando jamás ha podido pronunciarlo en su versión cortita, cosa que para mí implica una mínima expresión de afecto...Sigo? Niños, felizmente, disfrutando. Puaj!

Ingenuidad...game over. La pesadilla convirtióse en un sueño revelador. Las cosas por su nombre. El príncipe azul no existe, es trillada, pero aplica. Nunca vas a cambiar a un narcisista ególatra. Fue malo desde el día cero, lo sabías. Era gigantemente obbbbvvvvio, nena.

Ahora, cada vez que pienso en el tipo, me acuerdo del bicharraco de mi sueño y me desarmo en carcajadas.

No, si el ñandú más que un monstruo fue un amigo. O no dije antes...las cosas por su nombre!

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viernes, 13 de marzo de 2009

Y sin apuros

Mejor abordar ciertos temas ríspidos con premura, ya que parece que acá, en esta sociedad, el que no debe correr, debe volar. Veamos por qué.

Va llegando una edad crítica, me refiero a los 30 años, momento en el cual, al menos para la mujer occidentalmente criada, hay algunos deberes que tiene que haber cumplido o estar a punto de hacerlo. Tener pareja y tener hijos. Tener pareja puede implicar casamiento pero enhorabuena! el concubinato no está tan mal visto como en otras épocas. Y tener hijos es una especie de consecuencia lógica de lo primero.

Es cierto que la mujer tiene un tic tac biológico que en el caso del hombre se extiende un poco en el tiempo, con lo cual, la premura, para ella, tiene un asidero en lo real contra el cual no hay rebelión posible.

Como no hay antídoto para lo real (bueno, sí, hay técnicas pero cuestionadas y no al alcance de todas)...hablemos de la mirada social. Hablemos del estado civil soltera. Elegí referirme a la mujer soltera puesto que yo soy una de ellas y porque en el caso del hombre soltero ocurre toda otra fenomenología que abordaré en otro momento.

La mirada social es esta: está sola, mmm, debe tener problemas, es medio loca, siempre le costó relacionarse, pobre qué mala suerte tiene. Cualquier comentario es válido a la hora de sentar en el banquillo a la soltera, sin siquiera preguntarle a ella los por qués de tal estado. Pero si la suerte es mucha, y efectivamente se le pregunta, nos acercamos a la inquisición: "pero, no entiendo! por qué estás sola, sos linda, inteligente, trabajás, vivís sola...no entiendo".

Pero nosotras sí entendemos. Es justamente por esooooooo. Y por algo más.

Tampoco quiero detenerme en esto sino en el sesgo que el o la preguntona le ponen a la requisa de los factores que fundamentan la soltería. Sesgo despectivo, que insinúa sospecha, como quien dice con certeza, acá hay gato encerrado!

Ahora, me pregunto, les pregunto. Acaso desde el banquillo del soy sola, uno formula el siguiente tipo de preguntas, que considero estarían en la misma categoría:

- Contame, cómo sobrellevás el hecho de haberte casado embarazada? Debe ser feo no poder tomar alcohol en tu noche de bodas...(con el mayor tono de compasión posible)

- Ay, che, decime, cómo va la cosa esta de tener que mantener a tu chico, que está desempleado hace 16 meses?

- Noooo, te cagó con otra? Y seguís con él?

Digamos que una no se mete en el estado civil de la gente sin pedir permiso, como si fuera un dato de la realidad que tal o cual estado es bueno o malo per se. Casada, concubina o cornuda tienen un estatuto. Feliz?, conforme y víctima, pero sientan un lugar social desde el cual pisar firme. En cambio, es como si la soltería conllevara la opción de compadecerse, preguntar qué pasó o presentar a cuanto bodoque anda suelto, a cambio de resolverla y ya pasar a otra cosa.

La soltería muchas veces se hace aburrida, pero otras tantas es lo más de lo más. Algunas veces también es una elección! Pero eso no entra en las mentes de la recalcitrante y oxidada posmodernidad. Si a los 30 estás solita, es por enferma o incapacitada o por muy calificada!

Bah! A la mierda con la hipocresía. Saquémonos un poquito las caretas. Cualquiera sea el estado civil del que se trate, hay una pregunta básica como para romper las cadenas de la naturaleza, cuando estamos hablando de hechos psico sociales...Es una pregunta que no se muerde la cola en la premura de la respuesta prefabricada sino que implica tiempo, oídos y encuentro.

Dígame cuál es su elección? Le va su estado? Cómo se encuentra?

Habrá tantas respuestas como mujeres solteras...algunas con y otras...sin apuros!!!!!

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martes, 10 de marzo de 2009

Qué rico el nene!


Hay muchas imágenes curiosas en esta ciudad. Hete aquí una que me llamó la atención.
Parece que se trata de una ¿serigrafía? que algún vivito dejó sobreimpresa en un cartel de otra cosa.
Bien podría ser la versión marciana de la señal de tránsito: "Niños" o "Escolares". No está mal, teniendo en cuenta que los pequeños muchas veces son demonios encabritados, malaprendidos, insolentes, revoltosos e insoportables y que los mayores solemos desconocer sus actitudes, sobre todo frente a la mirada de los demás, pensando: esssste debe ser de otro planeta.
Es más, el adulto aquí se encuentra claramente tomándolo de la oreja, musitando qué rico el nene, mientras la sangre llega a punto de ebullición y lo insulta en todos los idiomas posibles e involucrando a los familiares más directos.
Pero volvamos a la imagen. El globito no significa que el nenito viene de un cumpleaños, y todos contentos a casa...No, no. El globito está inflado con helio en su máxima densidad (suponiendo que haya grados de heliedad y que equivalgan a una mayor elevación en contra de la ley de gravedad) y tiene la característica de estarle atado a la muñeca, cosa que cuando el grande le suelte la maldita oreja, único apéndice por el cual está adherido al mundo, ese globito se lo lleve al éter, para nunca más volver. Y el nene? No ta, te fe.
Hablemos del desconocimiento. Tanto se enoja el grande con el niño, que hasta llega a insultarse a sí mismo, cuando le dice por ejemplo, qué pendejo hijo de puta. Pero no, esto no le basta para darse un poquito por aludido y decidir que definitivamente algo, por nimio que sea, debe tener que ver con el comportamiento loco, asocial o bizarro de su pequeño retoño.
Y eso que muchas veces hasta fue buscado y deseado y todos esos "ados" que se usan para justificar nada más y nada menos, que los pequeños no concuerdan con lo que se esperaba de ellos. Y que si encima osan parecerse en algo a sus progenitores, no hacen más que recordarles algún rasgo nefasto, que les vuelve esta vez en forma invertida, convirtiéndose en el mismísimo signo de rechazo. Rechazo de lo idéntico pero visto reflejado en quien no fue el ideal? Pregunto, porque es altamente probable que el grande de este cartel tampoco haya visto su propio encéfalo marciano.
Una más. Vamos a la fuente. El cartel original dice "Prohibido arrojar basura".
Y a éstos, dónde los ponemos?
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Había una vez, en un lejano mundo, hostil y desgraciado, una persona muda. Una que andaba anestesiada, agraviada por los avatares de la vida. Una espectadora de la vida. Viéndola pasar... la ñata contra el vidrio, en un azul de frío...La vida era para otros, afortunados, dotados, talentosos.

Aquel era un tiempo de dolor, de ese que corroe el alma hasta lo más profundo, llevando la parábola del deseo hasta la destrucción de la asíntota, lo cual es el equivalente a su extinción, al menos en el eje de las y. Era una tragedia, realmente, enfrentar cada día sin saber cómo llegar hasta el final, agotando las energías a cada paso cumplido y tildado en la lista de deberes por venir. Eso sí, para los deberes, siempre lista. Buen salvavidas para ese contexto.

Era muda, era muda, la chica era muda. Nunca dijo, nunca dijo, nunca dijo nada.

El amparo institucional aportó lo suyo en el lento proceso de curación de heridas. Una ocupación, una identidad, horas de vida dedicadas y por dedicar. Era rara la ecuación, pero funcionaba.

Fue ese el tiempo de vida de la silenciada a. a de agotada, afligida, arrasada, aterrada. Un tiempo de minúsculas...como cositas para la supervivencia, prótesis, vendajes.

Los años pasaron y pasan y ojalá sigan pasando, pero sobre todo por fin ha pasado el silencio ensordecedor, el dolor en crudo, la sangre manando a borbotones por cualquier lugar, de cualquier manera. Hoy las letras siguen siendo esas pero tienen otro orden, otra determinación y la posibilidad de escribir algunas nuevas y más alentadoras combinaciones.

Sin querer queriendo, las letras son casi las mismas, pero la firma es otra.

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Sí, la a sigue pequeña, pero esa es otra historia...