martes, 21 de julio de 2009

Neologismos como Limar

Antes decía que los verbos que mejor conjugaba eran pagar y esperar. En todos los tiempos y modos de la lengua castellana. Bien, adhiramos LIMAR. Un neologismo práctico y postmoderno.

Yo limo, limé, he limado, habría limado, limaré, limaría, hube limado y así.

Limar, de quemar la bocha. Tronar, decía también en una época. Se me vuela la térmica. Se me escapa la tortuga. A ese le faltan caramelos en el frasco. Los patitos están desalineados. Aquel juega con el banco. Está de la cabeza, del orto, de la gorra. Qué más?

Es verbo, pero ojo, también es adjetivo: estoy limada. Significa que otro día puedo no estarlo, que ya se me pasará. O atenti al sustantivo: soy una limada. Ya está. Quedé así. Irreversiblemente tocada. Tocate un vals. A propósito de esto, serán muy locos los valses a nivel composición musical? Muy rayados los compositores? O quizás del tomate los que lo ponen a sonar en la benemérita unión matrimonial? Peor el de Cibrián Mahler en Drácula, que adornó las bodas de la temporada 07-08.

Me fui de la pista. Decía que la limadura es un estado irreversible en el que el seso queda como pulido por la lima. Ha perdido alguna parte o bien se le ha desgastado o corroído alguna circunvolución, cerca de la cisura de Rolando y llegando al sistema límbico. Entiendo que la pérdida de un segmento es, en algunos casos, la salvación. Cuantas veces clamé por una lobotomía! Esto no está, ya fue, no duele. Lo que sí duele un poco es la acción de limar y de dejar algo maltrecho, descompuesto, raído…mmm, daño mental.

Heavy mental. Qué expresión genial! Acompáñase de Pearl Jam de fondo mientras un ser estampa su cabeza contras las paredes. Heavy. Pero no quería ir tan lejos, sino quedarme de este lado, más acá de la perdición del metal.

Qué lime! Ese es bueno, cuando por ejemplo el pensamiento se pierde en por qué un hombre hace tal o cual cosa. He elaborado teorías completas, fundamentos especiales, excusas. Implementé las patéticas leyes de obediencia debida y punto final. Acudí al indulto, a condonar la pena, a la exención de responsabilidad. Así como a los enojos más brutales y ensordecedores. Confieso haber creado teorías ad hoc con tan solo comprender una acción. Y no soy la única. El hilo conductor? La búsqueda de sentido. Como quiso escribir el amigo Víctor Frenkl, a quien le deseo toda la suerte del mundo si es que alguna vez encuentra el sentido a algo, y más aún al comportamiento del hombre.

El sentido está limado en sí mismo. Basta señores, no busquemos adonde nada vamos a encontrar. Si no es, pues no es. Y si no llama es porque no quiere llamar. Y no es que povvvvvre no puede. Porque aunque no pudiera, llamaría! Recordemos, es hombre. Con lo cual, si hay algo que empieza con no…simplemente no le interesás, no te quiere, no se le canta la gana escuchar la sarta de cosas que tenés para decirle, no quiere aturdirse, no va a invertir tiempo en vos.

Es claro. Es simple. Es no. Y hay que tomar el no como respuesta. De ahora en adelante, en todo caso, voy a probar conjugando el verbo sublimar, pero por favor, basta de limar por lo bajo eh!!!

Lic A


lunes, 6 de abril de 2009

Victor

Lunes, doce de la noche. Paseo por la net mientras mi mamá, que está de visita y se aloja en casa, mira la tele y comenta, cada tanto, sobre su alegría alfonsinista, mientras mi perro roe un huesito resultado del puchero que acabamos de cenar.

Bien podría tratarse de una escena cotidiana, pero no lo es. Mamá está de visita, repito, de visita y mi perro come alimento balanceado. Más plan chino que todos contentos. Pero lo sobrellevamos bien y falta poco para que termine y mi vida vuelva a su normalidad.

De pronto escucho algo raro, que sale de los sonidos habituales de casa, pero no presto mayor atención. De pronto me siento observada. De pronto capto una imagen inusual. De pronto, me pregunto, si llegó el momento en que definitivamente sentencie que estoy trastornada, alucino y no solo escucho cosas sino que además las veo!!! ?? Oh, dios mío, llevame!

Me paso las manos por los ojos, busco una referencia en la realidad, como la hora en mi celular y compruebo, para mi enorme sopresa que hay dos ojitos que me miran desde el balcón. No es paloma. No es gorrión. Tampoco murciélago. Son las doce y cuarto de la noche. Y si omití un detalle, perdón...vivo en el piso veinte. Repito, piso veinte. Ojitos, piso veinte?

Mi perro no acusa recibo, se acerca a esa mirada, moviendo la cola, con actitud de buenos amigos. Ma, vení! Ma, Maaaaa. Hay un gato en el balcón! Miau miau y guau guau. Y nosotras no entendemos qué pasa pero reímos a carcajadas.

Estamos todoooooos! Mamá, mi perro -y si omití otro detalle, perdón-...es un caniche toy. Sí, un perrito de juguete, que está más contento por la presencia del felino, que por haber ligado un huesito de osobuco. Y yo. Qué cuadro, señores! Qué escena la que sobrevino.

Madre felinofóbica propone ideas para convivir todos. Perro que no sabe que es perro y que su deber es combatir al enemigo, intenta conquistar a michimiau negro, con ojos de forma humana (acaso intercambió pupilas con "Bicho K"?). Gato que gruñe, o bueno, lo que sea que hace un gato, que yo no entiendo porque nunca tuve uno. No sé si está asustado, si quiere jugar o qué cosa quiere hacer en mi casa. Yo soy más de los perros. Y de los perros toy, que para algunos ni califican como tales.

Los dueños, unos idiotas yanquis vecinos de dos balcones de distancia, son unos inconcientes. Pero además de eso, no están! Y ya son las doce y media de la noche. Qué barbaridad! Me indigno tanto que me doy cuenta que estoy grande, quejosa y por supuesto llamaré la atención a esta gente sobre su comportamiento en el edificio. Grande. Lo dije.

Bueno, lo ponemos en la cocina con la puerta cerrada. Indomable. Está bien, que jueguen las mascotitas y se hagan amigos. Imposible. Gato da zarpazo violento a perro, que sigue moviendo la colita. Es o se hace?

Pensá, pensá, pensá. Dale tonta, si vos sabés resolver problemas. Eso te dijeron muchas veces. Mmm, sí, pero yo no estudié etología, de manera tal que pueda hacer coexistir canino y felino con madre en depto 2 amb luminoso vista al frente. Pensá, pensá, pensá.

Sí! Pedro. Claaaro, Pedrito, el señor de seguridad...seguro me ayuda. Bajo por el ascensor, tentada de tomar la calle y darle parejo para otros lares y dejar a todos estos personajes en casa y que los ayude otro. Hete aquí que Pedro no está, mis amigos de la heladería están cerrando, el kiosko cambió de dueños y a los del sushi no me los banco. Aya.

Pensá, che, dale.
I got it Victor.
Implemento una especie más acelerada que el Victor English Method pero aplicada al mundo animal, a saber: le pongo al gato la correa de mi can, a quien guardo en la cocina mientras raya toooodita la puerta. Sereno a mi madre, recordemos, felinofóbica, que a todo esto ya contó por vez número ocho sobre aquel gato desgraciado que la arañó en 1921 o sobre aquel otro que le hizo una maldad atroz y qué sé yo cuantos avatares más. Inhalo, exhalo. Quedate quietito mi amor, ya viene tu mamá. Pero no entiende. Ya sé! Le hablo en inglés, le juego, lo quiero convencer, pero sobre todo en inglés y así es como logro colocar correa en el ínfimo cuello del gatito, rogando que no me zarpe una garra en el medio de la cara.

A esta altura ya le puse un nombre. Saco a Victor al pasillo, con la correa, mientras me vuelve a atacar la risa cuando se echa al piso y hace todo tipo de movimientos retorcidos para sacarse la cuerda. Mi perro llora, quiere jugar! Y mi madre ya está pensando que lo revolearía a la mierda al gato de mierda este hijo de puta que nos cagó la vida. Ufff.

Dale, si vos sabés resolver problemas más intrincados que este. Es ya la una menos cuarto y mañana tenés una larga jornada laboral. No importa el emo suicida ni la anoréxica que busca novio y mucho menos el gordito que no tiene amigos.

Lo único que sé, en cualquier idioma, es que todos nosotros no podemos convivir.

Acción. Dejo una nota bilingüe en la puerta de mis vecinos, para que no quepa duda acerca de lo acontecido y ruego tengan a bien poner una protección en su balcón en nombre de la buena convivencia de todos. Si el gato está demás, ma sí, lo ato a la puerta del pasillo con la correa de mi perro, antes la alargo con un hilo zizal que encuentro en mi costurerito para evitar que se ahorque.

Y le explico, en inglés, todo lo que va a pasar de ahora hasta que lleguen sus dueños, que nunca podrá ser peor que haber saltado hasta mi balcón cruzando nada menos que dos abismos a sesenta metros de altura con respecto al suelo.

Got it Victor?

Miaaaaauuuuuu

miércoles, 25 de marzo de 2009

Por una camelia

La Traviata, de Giuseppe Verdi

Qué placer haber visto y escuchado esta ópera sublime! Nos cuenta una historia de amor entre Violeta, hermosa mujer entregada a los placeres de día y de noche, y Alfredo, un hombre sólido, que no titubea en declararle su amor frente a la mirada de los demás.

Ellos son, en pluma de Alexandre Dumas (h) los dos personajes principales de "La Dama de las Camelias", pero bien podrían ser una pareja cualquiera de hoy o de mañana. De todos los tiempos.

Violeta deleita con su canto, mientras transmite su pasión lujuriosa e incansable de hacer de la vida un mundo de goce. Baila, canta, corteja y es cortejada por hombres. Alfredo, en cambio, es un hombre centrado, que sabe lo que quiere, y lo dice en voz alta sin que su voz de tenor tiemble. Le ofrece su amor y se preocupa por su débil estado de salud.

Violeta, la extraviada. Alfredo, el que sabe lo que quiere.

La declaración de amor es firme, bien pronunciada por quien sabe cual es su dirección en la vida. Ella lo rechaza. Le dice que no. Lo quiere disuadir de su propuesta invitándolo a que busque a cualquier otra joven por ahí. Prefiere gozar y de eso está segura. Alfredo, determinado, insiste hasta el punto de generar algo en ella. Qué es si no la génesis del deseo esa escena principal, en la que ella a la vez que lo rechaza le entrega una camelia? Pero, para qué? le pregunta él deshauciado, a punto de perder la batalla. A lo que ella responde, para que se la devuelva cuando se haya marchitado. Alfredo ha logrado despertar en ella el amor y ella le ha tendido su trampa femenina. Volverá?

Claro está que Violeta se enamora muy profundamente de este caballero y tienen juntos sus días muy felices. Por supuesto, hay un conflicto que los va a separar. Ella será obligada a retirarse de su vida por tener un oscuro pasado de cortesana y él creerá tontamente que ella ha vuelto a la vida licenciosa de los jolgorios de antaño. Ella, lo amará en silencio y él la odiará publicamente. Ella nunca va a decir la verdad: que es su padre quien los separa. Alfredo, herido en su orgullo narcisista, no soporta su partida, sin atreverse siquiera a preguntar los motivos de su huida.

Violeta, enamorada y decidida, guarda su secreto tan férreamente como se ase a los últimos días de vida. Morirá de tristeza, morirá de amor y de pena. Alfredo, extraviado, volverá por su amada, cuando ella, ya tendida en su lecho de muerte, no tenga más fuerza que los últimos estertores de aliento para decirle lo mucho que lo amó y perecer tristemente en la soledad de su certeza.

La camelia es el testimonio de esa inversión por la cual ella muere, segura de su amor, y él, tontamente permite que los últimos días de vida de su amada se desvanezcan hacia la eternidad.

Así, una historia más entre un hombre y una mujer pero cantada sobre los compases únicos de Don Giuseppe, crispan este alma sensible hasta la más sentida de las emociones. Y si no, escuchen: http://profile.myspace.com/index.cfm?fuseaction=user.viewProfile&friendID=402889248

A quell’amor ch’è palpito
Dell’universo intero,
Misterioso, altero
Croce e delizia al cor.


Aaaaaahhhhhhh!!!

Licenciada a

sábado, 21 de marzo de 2009

Mi amigo el ñandú

Sueño:
Con mi chico decidimos salir de vacaciones. Me pasa a buscar en su deportivo modelito ochentoso que hoy luce lustrado y con aroma a pera y mango. Saluda pronunciando mi nombre en su versión corta. Ingreso al auto, saludo a su niño y al primito (?). Me presento ante ellos con voz de maestra jardinera y actitud de amar a todos los bajitos del universo. Mi chico sube al auto y partimos felizmente a pasar unos días en algún lugar. Bajo la ventanilla a mano, el viento sacude mis rulos con gracia, me sonrío, disfrutando plenamente el momento. Y veo pasar, tal como se ven las vacas en la ruta 2, un ñandú con cabeza de ovejero alemán en el tamaño de una gigantografía.

Despierto angustiada.

Hasta ahí el sueño. Haré un sucinto y no profundo trabajo de asociación libre. Y no tocaré todos los elementos. Y peor aún, no me meteré con el significante. Tiembla mi lacanismo.

La efímera y poco creíble sensación de felicidad que acompaña el primer tramo del sueño no podía perdurar así tratándose de quien escribe. Si terminaba ahí, era un sueño-estafa. No digo que celebro la angustia absoluta que sobrevino tras la aparición de mi versión del minotauro, pero sí afirmo que le dio la contundencia real que la vida merece. Abrir bien los ojos y llamar las cosas por su nombre. (Más si sabemos, aunque no siempre sea evidente, que tras la angustia siempre está el deseo...pero por estos lares se me rebusca la idea)

El ñandú colosal, con cabeza de ovejero alemán me alerta en el sueño mismo que todo eso es lisa y llanamente imposible. "Mi chico" es un cínico que no hace más que adorar su ego y no es mi, es su!...Vacaciones? si no hemos ido más que a algunos bares palermogólicos, único ambiente apto para los despliegues de un ególatra y los oídos de una ilusa...Mi nombre en su boca? Cuando jamás ha podido pronunciarlo en su versión cortita, cosa que para mí implica una mínima expresión de afecto...Sigo? Niños, felizmente, disfrutando. Puaj!

Ingenuidad...game over. La pesadilla convirtióse en un sueño revelador. Las cosas por su nombre. El príncipe azul no existe, es trillada, pero aplica. Nunca vas a cambiar a un narcisista ególatra. Fue malo desde el día cero, lo sabías. Era gigantemente obbbbvvvvio, nena.

Ahora, cada vez que pienso en el tipo, me acuerdo del bicharraco de mi sueño y me desarmo en carcajadas.

No, si el ñandú más que un monstruo fue un amigo. O no dije antes...las cosas por su nombre!

Licenciada a

viernes, 13 de marzo de 2009

Y sin apuros

Mejor abordar ciertos temas ríspidos con premura, ya que parece que acá, en esta sociedad, el que no debe correr, debe volar. Veamos por qué.

Va llegando una edad crítica, me refiero a los 30 años, momento en el cual, al menos para la mujer occidentalmente criada, hay algunos deberes que tiene que haber cumplido o estar a punto de hacerlo. Tener pareja y tener hijos. Tener pareja puede implicar casamiento pero enhorabuena! el concubinato no está tan mal visto como en otras épocas. Y tener hijos es una especie de consecuencia lógica de lo primero.

Es cierto que la mujer tiene un tic tac biológico que en el caso del hombre se extiende un poco en el tiempo, con lo cual, la premura, para ella, tiene un asidero en lo real contra el cual no hay rebelión posible.

Como no hay antídoto para lo real (bueno, sí, hay técnicas pero cuestionadas y no al alcance de todas)...hablemos de la mirada social. Hablemos del estado civil soltera. Elegí referirme a la mujer soltera puesto que yo soy una de ellas y porque en el caso del hombre soltero ocurre toda otra fenomenología que abordaré en otro momento.

La mirada social es esta: está sola, mmm, debe tener problemas, es medio loca, siempre le costó relacionarse, pobre qué mala suerte tiene. Cualquier comentario es válido a la hora de sentar en el banquillo a la soltera, sin siquiera preguntarle a ella los por qués de tal estado. Pero si la suerte es mucha, y efectivamente se le pregunta, nos acercamos a la inquisición: "pero, no entiendo! por qué estás sola, sos linda, inteligente, trabajás, vivís sola...no entiendo".

Pero nosotras sí entendemos. Es justamente por esooooooo. Y por algo más.

Tampoco quiero detenerme en esto sino en el sesgo que el o la preguntona le ponen a la requisa de los factores que fundamentan la soltería. Sesgo despectivo, que insinúa sospecha, como quien dice con certeza, acá hay gato encerrado!

Ahora, me pregunto, les pregunto. Acaso desde el banquillo del soy sola, uno formula el siguiente tipo de preguntas, que considero estarían en la misma categoría:

- Contame, cómo sobrellevás el hecho de haberte casado embarazada? Debe ser feo no poder tomar alcohol en tu noche de bodas...(con el mayor tono de compasión posible)

- Ay, che, decime, cómo va la cosa esta de tener que mantener a tu chico, que está desempleado hace 16 meses?

- Noooo, te cagó con otra? Y seguís con él?

Digamos que una no se mete en el estado civil de la gente sin pedir permiso, como si fuera un dato de la realidad que tal o cual estado es bueno o malo per se. Casada, concubina o cornuda tienen un estatuto. Feliz?, conforme y víctima, pero sientan un lugar social desde el cual pisar firme. En cambio, es como si la soltería conllevara la opción de compadecerse, preguntar qué pasó o presentar a cuanto bodoque anda suelto, a cambio de resolverla y ya pasar a otra cosa.

La soltería muchas veces se hace aburrida, pero otras tantas es lo más de lo más. Algunas veces también es una elección! Pero eso no entra en las mentes de la recalcitrante y oxidada posmodernidad. Si a los 30 estás solita, es por enferma o incapacitada o por muy calificada!

Bah! A la mierda con la hipocresía. Saquémonos un poquito las caretas. Cualquiera sea el estado civil del que se trate, hay una pregunta básica como para romper las cadenas de la naturaleza, cuando estamos hablando de hechos psico sociales...Es una pregunta que no se muerde la cola en la premura de la respuesta prefabricada sino que implica tiempo, oídos y encuentro.

Dígame cuál es su elección? Le va su estado? Cómo se encuentra?

Habrá tantas respuestas como mujeres solteras...algunas con y otras...sin apuros!!!!!

Licenciada a

martes, 10 de marzo de 2009

Qué rico el nene!


Hay muchas imágenes curiosas en esta ciudad. Hete aquí una que me llamó la atención.
Parece que se trata de una ¿serigrafía? que algún vivito dejó sobreimpresa en un cartel de otra cosa.
Bien podría ser la versión marciana de la señal de tránsito: "Niños" o "Escolares". No está mal, teniendo en cuenta que los pequeños muchas veces son demonios encabritados, malaprendidos, insolentes, revoltosos e insoportables y que los mayores solemos desconocer sus actitudes, sobre todo frente a la mirada de los demás, pensando: esssste debe ser de otro planeta.
Es más, el adulto aquí se encuentra claramente tomándolo de la oreja, musitando qué rico el nene, mientras la sangre llega a punto de ebullición y lo insulta en todos los idiomas posibles e involucrando a los familiares más directos.
Pero volvamos a la imagen. El globito no significa que el nenito viene de un cumpleaños, y todos contentos a casa...No, no. El globito está inflado con helio en su máxima densidad (suponiendo que haya grados de heliedad y que equivalgan a una mayor elevación en contra de la ley de gravedad) y tiene la característica de estarle atado a la muñeca, cosa que cuando el grande le suelte la maldita oreja, único apéndice por el cual está adherido al mundo, ese globito se lo lleve al éter, para nunca más volver. Y el nene? No ta, te fe.
Hablemos del desconocimiento. Tanto se enoja el grande con el niño, que hasta llega a insultarse a sí mismo, cuando le dice por ejemplo, qué pendejo hijo de puta. Pero no, esto no le basta para darse un poquito por aludido y decidir que definitivamente algo, por nimio que sea, debe tener que ver con el comportamiento loco, asocial o bizarro de su pequeño retoño.
Y eso que muchas veces hasta fue buscado y deseado y todos esos "ados" que se usan para justificar nada más y nada menos, que los pequeños no concuerdan con lo que se esperaba de ellos. Y que si encima osan parecerse en algo a sus progenitores, no hacen más que recordarles algún rasgo nefasto, que les vuelve esta vez en forma invertida, convirtiéndose en el mismísimo signo de rechazo. Rechazo de lo idéntico pero visto reflejado en quien no fue el ideal? Pregunto, porque es altamente probable que el grande de este cartel tampoco haya visto su propio encéfalo marciano.
Una más. Vamos a la fuente. El cartel original dice "Prohibido arrojar basura".
Y a éstos, dónde los ponemos?
Licenciada a

Licenciada a

Había una vez, en un lejano mundo, hostil y desgraciado, una persona muda. Una que andaba anestesiada, agraviada por los avatares de la vida. Una espectadora de la vida. Viéndola pasar... la ñata contra el vidrio, en un azul de frío...La vida era para otros, afortunados, dotados, talentosos.

Aquel era un tiempo de dolor, de ese que corroe el alma hasta lo más profundo, llevando la parábola del deseo hasta la destrucción de la asíntota, lo cual es el equivalente a su extinción, al menos en el eje de las y. Era una tragedia, realmente, enfrentar cada día sin saber cómo llegar hasta el final, agotando las energías a cada paso cumplido y tildado en la lista de deberes por venir. Eso sí, para los deberes, siempre lista. Buen salvavidas para ese contexto.

Era muda, era muda, la chica era muda. Nunca dijo, nunca dijo, nunca dijo nada.

El amparo institucional aportó lo suyo en el lento proceso de curación de heridas. Una ocupación, una identidad, horas de vida dedicadas y por dedicar. Era rara la ecuación, pero funcionaba.

Fue ese el tiempo de vida de la silenciada a. a de agotada, afligida, arrasada, aterrada. Un tiempo de minúsculas...como cositas para la supervivencia, prótesis, vendajes.

Los años pasaron y pasan y ojalá sigan pasando, pero sobre todo por fin ha pasado el silencio ensordecedor, el dolor en crudo, la sangre manando a borbotones por cualquier lugar, de cualquier manera. Hoy las letras siguen siendo esas pero tienen otro orden, otra determinación y la posibilidad de escribir algunas nuevas y más alentadoras combinaciones.

Sin querer queriendo, las letras son casi las mismas, pero la firma es otra.

Licenciada a

Sí, la a sigue pequeña, pero esa es otra historia...

sábado, 31 de enero de 2009

Madurar

Hace unos días dí un paso importante en lo que considero la evolución hacia la madurez. Mejor dicho en lo que de pequeña solía creer que significaba ser grande. No haré pesar sobre estas letras la cantidad de años de psicoanálisis que pesan sobre mis espaldas. Esta vez, nada que verrrr.
Entonces, de chiquita creía que había ciertas cosas que marcaban la diferencia entre ser niño y ser adulto. Básicamente tres cosas. Cigarrillo, cerveza y café. Ahora que lo escribo me doy cuenta que todas tienen que ver con el sentido del gusto. Algo así como que gustos fuertes eran para los grandes. Nosotros, los niños saboreábamos cosas suaves, caramelos, jugos, qué sé yo.

Esta idea me acompaña hasta el día de la fecha, pues si no estaría abocada a asuntos más relevantes...Pero de esos me cansé bastante en estos últimos tiempos. Conforme a esta idea de evolución que de Darwinista debe tener poco, creo haber ido creciendo. Si empecé a fumar a los 14 años seguramente se haya tratado de un índice de sobreadaptación. Luego vino beber. Beber, beber... beber fue contemporáneo al pucho pero podría decir que mi afección por la cerveza comenzó a los 18 años aproximadamente. En esta escala cobra un sentido. Digamos, a esa edad extra colegio uno toma una birra y fuma un pucho con la libertad de quien ha roto las cadenas de la niñez. Sin pedir permiso, sin arrancar hojitas de árboles y desmenuzarlas con los dedos para quitar la baranda a nicotina y alquitrán antes de llegar a casa. Uno tampoco esconde los vestigios de una noche de excesos adentro de un placard simulando estar durmiendo en la cama con sábana de arriba y de abajo cuando en realidad todo está hecho un bollo en el que nadan cosas. No entro en detalles.

El asunto es que ya de grande empiezan a pasar cosas que requieren de una inversión cada vez mayor de los títulos de la adultez, esos que ya dijimos tienen por forma la letra C. Bien por el cigarrillo, bien por la cerveza...Pero, y acá viene el quid de la cuestión...he vivido situaciones en las que lo único que alguien puede hacer es tomar un café. Situaciones altamente traumáticas por no poder participar, por decir con cara de asco: no me gusta el café. Y en el fondo desear fervientemente poder tomar esa tacita de no sé qué que todo el mundo disfruta y hasta tiene que librarse de la compulsión. Cómo hay tratamientos para dejar de y yo no lo puedo tragar?

El desayuno fuera de casa se tornaba una tortura. Fuera del refugio del termo y el mate, he maldicho una y otra vez el hecho de no poder tomar el famoso cafecito. Ese que cuadra bien cuando hay poco tiempo, pero también en un velorio, o después de una gran comilona, o para despertarse un poco y seguir trabajando o estudiando y tantas otras aplicaciones que empiezo a descubrir hace poco tiempo.

Una vez traté de tomarrrme un feca, así fuerte, áspero, duro, como para superar la prueba de la cafetez y casi me descompongo. Hace unos años una amiga me llevó a tomar una lágrima, so pretexto de resultar pasable por estar rebajado en leche. Gustosa acepté, creyendo que de una buena vez estaba creciendo. Craso error. La leche me desagrada, pero no me hice mayor problema porque no es medida de adultez! La experiencia fue realmente una lágrima.

Días atrás mi papá-un café adicto!...me dice que de a poco hay que ir saboreando las cosas. Ojo, no me voy a detener en el Edipo ni en la niñez ni en la puta quinta pata al gato. Solo digo que mi papá me llevó a tomar un cortadito mitad y mitad, que me cayó realmente muy en gracia. Debut y despedida, pensé con resignación. Tampoco es que había crecido taaanto puesto que no estaba dispuesta a incluirlo entre mis actividades cotidianas.

La semana pasada cenamos con amigas en un lugarcito divino. Charlas agradables, platos deliciosos. Un momento ameno, de esos que vale la pena vivir con las amigas de siempre. Hasta que llega el momento del trauma, ese en que las chicas deciden mitigar la comilona con un pedido fresco y espontáneo. Un café, una lágrima, un cortado...

Y yo, que me pregunto si habré crecido lo suficiente como para pedir la tan ansiada infusión como dios manda. Tomo coraje, fiel a mi estilo analizo el caso como se presenta y decido proferir las palabras tan esperadas, como si se tratara de un acto de arrojo...Para mí, un cortadito mitá y mitá. Tímida, pícara, risueña y sonrojada. No voy a mentir, me faltó un poquito para terminar el contenido del pocillo, pero qué rico café!

Mis amigas rieron, me gastaron y no le dieron mayor trascendencia a este detalle que para la niña que debo seguir siendo significa algo así como una revolución paradigmática...Será esto madurar?

Licenciada a

lunes, 19 de enero de 2009

Sin Más Prolegómenos

Siempre me gustó la palabrita "prolegómenos", sobre todo cuando la encontré siendo usada para decir sin pelos en la lengua, sin dar más vueltas, yendo directo al grano* algo que viene siendo desarrollado y de pronto adquiere una conclusión reveladora, inesperada, novedosa.

Siempre me gustó escribir, leer, fantasear, imaginar, buscar palabras en el diccionario, hacer anagramas, sopas de letras, crucigramas...sí, todo eso que sostiene una verdadera pasión por las palabras, por las letras, por las combinaciones pasadas y por las posibles...

Diarios íntimos, hojas sueltas, esquelas, agendas, páginas intercaladas en cuadernos de apuntes, cartas sin enviar. Un sinfín de documentaciones de estado psíquico y realidad. Pesado. Molesto. Solitario. Aburrido.

Sin más prolegómenos, creí llegado el tiempo de salir del ostracismo para compartir letras con otros.

Pasaje del masoquismo al sadismo? Mil disculpas. Afortunadamente pueden ustedes parar de sufrir poniendo punto final a la lectura. Al final, son letras y hay otras combinaciones posibles...

Licenciada a
Este nombre es otra cosa que un título, pero lo digo otro día...hoy estoy nerviosa por mi debut social

*de la espalda...qué dolor! Vos me entendés